Véronique Chevalier parece una hermosa y elegante mujer de éxito que conduce un coche de lujo y regenta uno de los clubs más exclusivos de la ciudad de Detroit, pero, en realidad, es mucho más que eso, ya que oculta un increíble secreto:
Véronique es un vampiro, un ser inmortal de doscientos años de edad con poderes sobrenaturales que trabaja para la Fundación Kressler, la organización que dirige Detroit desde las sombras.
En las últimas semanas, algo ha cambiado en la ciudad. El número de desapariciones está aumentando y eso podría llamar la atención de los mortales y poner en peligro el secreto de su existencia.
Véronique recibe el encargo de investigar qué está sucediendo sin saber que hay alguien más a quien se le ha asignado la misma misión: Jake Schneider, un policía perteneciente al departamento de desapariciones e inmune a sus poderes.
¿Podrán trabajar juntos para descubrir la oscura conspiración que amenaza la existencia de todos los habitantes de la ciudad?
Esta obra tiene muchos capítulos en común con la novela Olvida, publicada en el año 2020 a cuatro manos con otro autor. Los capítulos de ese autor se han eliminado por completo, se han reescrito escenas enteras y se ha cambiado el final de la obra, pero, si ya leíste Olvida, quizá no te interese leer esta nueva versión.
A principios del año 2020 comencé a escribir una nueva novela. Martin McCoy, seudónimo bajo el que se ocultaba el que en aquel momento era mi marido, me convenció de escribir esa historia a medias para “intentar salvar nuestro matrimonio”. Y así nació Olvida, la única historia que he escrito a cuatro manos en mi vida y, casi con toda probabilidad, la única que escribiré.
En aquel intento de salvar una relación que ya estaba muerta, acabé aceptando un montón de cosas respecto a la novela que no debería haber aceptado (también respecto a muchas otras cosas, pero ese no es el tema que nos ocupa). Terminé poniendo mi nombre a una novela de la que no me gustaba el título, ni la idea de la portada, ni el enfoque que se le había dado, ni el desarrollo de la trama, ni el plan de marketing…
En resumen, el resultado final no se parecía en nada a la idea de la novela que yo había querido escribir. No digo que fuese mejor o peor, digo que no es lo que yo querría haber escrito. Y, por si tenéis curiosidad, la relación no se salvó, aunque unas cuantas horas de terapia, un montón de cervezas y muchas conversaciones con buenos amigos me hicieron ver que tampoco había nada que mereciese la pena ser salvado.
Después del divorcio, fuimos repartiendo los bienes en común y cortando los diferentes canales de comunicación. Lo último que hicimos fue firmar un acuerdo por el que mi ex me regalaba su parte de derechos sobre Olvida para que yo hiciera con ella lo que quisiera. Supongo que su idea original era que siguiera comercializándola tal y como estaba, pero yo la retiré de la venta porque, como ya he dicho, la novela no me gustaba ni la sentía como mía.
La he tenido “pillando polvo” en una carpeta durante meses hasta que decidí lo que quería hacer con ella: escribir la historia tal y como yo querría haberla escrito. Así que he eliminado todas las partes del otro autor, he cambiado capítulos enteros, he reescrito todo el final… Y ahora sí, ahora puedo presentaros una novela de la que sentirme orgullosa: una historia de vampiros en el siglo XXI con un título nuevo, con una portada que me encanta, con una banda sonora mucho más oscura, con el final que yo había imaginado…
Puede que mucha gente no quiera leer Criaturas malditas. Incluso sería posible que no quisiera leerla nadie.
Me da igual. Tenía que escribirla, aunque solo fuera para mí misma.
Me lo debía.
Si decides darle una oportunidad, espero que la disfrutes.
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