Autora: Rosa Montero
Título: La buena suerte
Tapa blanda, 257 páginas
Alfaguara, 2020
Argumento
¿Qué impulsa a un hombre a bajarse anticipadamente de un tren y ocultarse en un pueblo de mala muerte? ¿Quiere recomenzar su vida o pretende acabar con ella? Tal vez esté huyendo de alguien, o de algo, o incluso de sí mismo, y el destino le ha traído a Pozonegro, un antiguo centro hullero que ahora agoniza. Por delante de su casa pasan trenes que pueden ser salvación o condena, mientras los perseguidores estrechan el cerco. La perdición parece estar más próxima cada día.
Pero este hombre, Pablo, también conoce gente en aquel lugar maldito, como la luminosa, incompleta y algo chiflada Raluca, que pinta cuadros de caballos y tiene un secreto. Allí todos arrastran algún secreto, algunos más oscuros y peligrosos que otros. Y algunos simplemente ridículos. También hay humor en ese pueblo triste, porque la vida tiene mucho de comedia. Y gente que finge ser quien no es, o que oculta lo que planea. Es el gran juego de las falsedades.
Un mecanismo de intriga hipnotizante desvela poco a poco el misterio de ese hombre, y al hacerlo nos muestra el interior de lo que somos, una radiografía de los anhelos humanos: el miedo y la serenidad, la culpa y la redención, el odio y el deseo. Esta novela habla del Bien y del Mal, y de cómo, pese a todo, el Bien predomina. Es una historia de amor, de amor tierno y febril entre Raluca y el protagonista, pero también de amor por la vida. Porque después de cada derrota puede haber un nuevo comienzo, y porque la suerte sólo es buena si decidimos que lo sea.
Reseña
Periodista y escritora española, cursó estudios de Periodismo y Psicología. Su vocación por la escritura comenzó desde muy pequeña: víctima de la tuberculosis, apenas podía hacer otra cosa que leer y escribir sus propias historias. Lo que comenzó como un juego pronto se convirtió en un modo de vida.
Tras la universidad pasó a trabajar en el Diario Pueblo y a colaborar con distintas revistas como Garbo o Hermano Lobo. De ahí pasó al periódico El País, donde desde 1980 ejerce como directora de El País Semanal. En ese mismo año, Rosa Montero recibió el Premio Nacional de Periodismo.
Su primera novela fue Crónica del desamor (1979), pero su primer gran éxito le llegó con Te trataré como a una reina (1983), que la aupó a los primeros lugares de las listas de ventas.
En 1997 ganó el Premio Primavera por La hija del caníbal, libro que fue el más vendido de ese año, y se distribuyó de manera internacional.
Con los años, sus novelas han variado desde la ciencia ficción —Lágrimas en la lluvia— a una mezcla entre novela íntima y biografía novelada —La ridícula idea de no volver a verte—.
Además de los ya mencionados, Montero ha sido reconocida con premios como el Internacional Columnistas del Mundo (2014), el Nacional de las Letras Españolas (2017) o el Cedro (2020).
(Extraído de la web Lecturalia)
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Este libro fue el elegido para leer y comentar este mes de Octubre en el club de lectura de la biblioteca de mi ciudad. La verdad es que no había leído nada de esta autora, pero sí tenía un par de libros de ella en mi lista de pendientes. Casualidades de la vida ninguno era este.
Es un libro que no me ha conquistado particularmente, pero me ha parecido entretenido eso sí.
El protagonista, Pablo, guarda un secreto que no se atreve a revelar tan fácilmente a la gente que conoce de primeras. Ese secreto tiene mucho que ver con el hecho de que haya abandonado su vida y todo lo que conoce y quiera abandonarse en un lugar remoto. Sin embargo, en su vida se cruzará Raluca, una mujer luchadora y tenaz, que no se dará vencida con él y le ayudará a integrarse en su nueva vida.
La historia se va alternando con el relato (siempre en tercera persona) de algunos personajes como Raluca, Benito la persona que le vende el piso o un inspector de policía, inmerso en un importante caso del que depende su trabajo.
La autora ha sabido marcar grandes diferencias en cada personaje dotándolos de rasgos físicos o psicológicos que nos muestran claramente la influencia del lugar donde viven y el pasado que han tenido: desde Raluca, pensando siempre lo mejor de la gente y viendo el lado positivo de cada cosa que le ha pasado en la vida (de ahí el título del libro), pasando por Benito, un pieza de mucho cuidado, sin estudios (de ahí su forma de hablar tan de la calle y tan contrastada con la de Pablo) o Pablo, un hombre que, aunque no es de buena familia, siempre ha tenido labia para mezclarse en los ambientes más selectos.
Me han llamado la atención varias cosas a lo largo de la novela:
1. La forma en que Pablo nos demuestra que le gusta tener todo bajo control, enseñándonos formas de supervivencia extrema a las situaciones más adversas: como salir de arenas movedizas, huir de un rayo o sobrevivir a una avalancha.
2. Tanto Pablo como su amiga Raluca son dos personas que están hartas de ir con la corriente, sobre todo cuando esta no cuadra con sus convicciones. Y eso se demuestra no solo a lo largo del libro con sus acciones, sino con el recordatorio de casos reales de vejaciones y asesinato a menores en los que la gente miraba a otro lado y no hacía nada. La autora nos quiere hacer ver, como una especie de moraleja, que no hacer nada al respecto es igual que ser cómplice del culpable.
3. Las mentiras que suelta Pablo sobre su hijo sin darse cuenta de que cada vez dice algo distinto (algo que en ese momento no entendemos pero que cuando lleguemos a atar cabos todo cobrará sentido): murió en un accidente de coche, se mató navegando en un velero, se intentó suicidar con unas velas...
Me ha gustado el final del libro, es bastante coherente con la historia y se ve una clara evolución entre el Pablo del principio y el del final.