lunes, 13 de mayo de 2024

Novedades Libros de Seda

 


Ser escritora es el sueño de Emily Summers, lo que quiere de verdad… Hasta que el pasado se presenta en Sea View y sus convicciones se tambalean. ¿Qué camino tomará?

Cuando los duques de Kent alquilan el vecino Woolbrook Cottage para pasar el invierno, las hermanas Summers reciben el encargo de hospedar a tres miembros del personal de los duques en su hotel. Pronto, no obstante, se darán cuenta de que a los tres hombres les acompañan secretos y de que, además, quizá el amor haya llegado a su hogar. 

Entretanto, Emily Summers, que sueña con convertirse en escritora, presenta un manuscrito en una editorial local. Pero el desencanto la invade cuando el editor lo rechaza. Sin embargo, un apuesto competidor le promete que tomará en cuenta su novela si primero escribe para él una guía de Sidmouth. Así las cosas, Emily se pondrá manos a la obra con la ayuda del apuesto secretario del duque. Sin embargo, nada resultará fácil cuando, de repente, alguien del pasado se presente en el Sea View y… ¿Qué hará? ¿Seguirá persiguiendo sus sueños literarios?




Durante cincuenta años, Henry Evans se ha dedicado a cuidar la hierba de Wimbledon. Ahora, nos cuenta la historia de su vida, de su gran amor; la historia de Rose.

Gran Bretaña 1938. Para la jovencísima Rose Blake, Wimbledon es el lugar de sus sueños, allí donde pueden cumplirse. Sin embargo, no es el momento: sus padres esperan de ella que se convierta en una buena esposa, no en una tenista profesional, y suelen salirse con la suya.

Para Henry Evans, Wimbledon es el lugar en que más cerca llegó a estar de Rose. Porque ambos adolescentes pertenecían a mundos distintos: ella era la hija de una familia rica, sabía tocar el piano y estudiaba francés. Él, cuya madre murió prematuramente, formaba parte del servicio y vivía en la propiedad por el único motivo de que su padre era el jardinero de la finca.

Sin embargo, la vida les unió: él fue su recogepelotas y ella le enseñó a jugar al tenis. Se hicieron amigos, se enamoraron… Hasta que la guerra los separó. Y él siguió su destino: ser el jardinero de Wimbledon durante cincuenta años, mientras esperaba que ella, algún día, regresara.

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